En opinión de Manuel Díaz, estos festivales son sin duda, un espectáculo inolvidable para el público de todas las edades, y para las ciudades que los albergan representan una importante derrama económica.
Los festivales del globo son sin duda, un espectáculo inolvidable para el público de todas las edades y para las ciudades que los albergan representan una importante derrama económica y un escaparate sin Igual a nivel internacional.
Pero, más allá de las hermosas estampas, de cielos plagados de globos de las más diversas formas, tamaños y colores, hay toda una organización y movilización a la que bien vale la pena referirse.
Desde hace mucho tiempo en el mundo se realizan diferentes festivales del globo, destacan los que se hacen en Estados Unidos, el de Capadocia en Turquía, el de Barcelona, España y, por supuesto, el de México, en la ciudad de León, Guanajuato que compartió su experiencia y lo llevó a Santiago, en Chile, un país siempre innovador y a la vanguardia.
Durante los días 12, 13 y 14 de enero se compartió la experiencia de los organizadores del Festival Internacional del Globo (FIG) y en esta primera ocasión, aunque no tan grande como los festivales antes mencionados, donde participan alrededor de 230 globos aerostáticos de 44 países, sí se logró contar con la presencia de por lo menos 20 naciones.
Un evento de esta índole implica una compleja logística. Las cuestiones de aduana se dificultan de manera sorprendente ya que los globos generalmente van de festival en festival, algunos por vía marítima y otros por vía aérea con los retos que cada uno conlleva en cuanto a permisos y regulaciones y en otros casos, algunos globos que simplemente usan cupos o el famoso Carnet ATA.
Para que los globos llegaran a Chile en un tiempo récord, provenientes de Honduras donde apenas hace unas semanas se realizó un festival, llamado “Del fin de la mitad del mundo”, también organizado por mexicanos, un agente aduanal local se encargó de la logística, moviéndolos a un recinto especializado cuando llegaron al país debido a retrasos en su desembarque, sin embargo y gracias a una impecable logística, el festival pudo realizarse sin contratiempos y con un gran éxito contando también con globos y pilotos locales que realizan esta hermosa actividad.
La labor logística en festivales como este siempre es un reto, porque tan pronto llegan, los globos se tienen que trasladar a donde se van a realizar los lanzamientos y al final rápidamente se tienen que empacar y reenviar al siguiente país donde participarán. Por su situación geográfica, para trasladarlos a Chile se utilizaron barcos y transporte aéreo, pero, para regresarlos, y en espera del siguiente festival, la mayoría van a tener que ser volados.
Gracias a contar con una gran experiencia en la coordinación de este tipo de maniobras, los trabajos de logística corrieron orgullosamente a cargo de Supply Chain, una empresa especialista en este tipo de eventos y que tiene una presencia global importante a través de su red de agentes de carga y agentes aduanales en diversas partes.
X: Manuel Díaz